Era una noche oscura, como todas las noches e incluso la mayoría de veces los días, allí abajo. Donde el sol no llegaba nunca, ya que sus rayos no podían traspasar esos miles de metros de tierra que reposaban firmes y seguros sobre el infierno. Aunque ciertamente aquella oscuridad era relativa, ya que el fuego rodeaba todo aquello, dando una luz tenebrosa. Pero realmente era oscuridad lo que había, por mucho fuego que lo rodeara. Aquella noche algo iba a suceder. Una niña iba a nacer, una niña engendrada en el seno de un amor prohibido, del que ya varios frutos habían madurado y salido al exterior, como rayos de oscuridad que se hacían valer en la propia negrura haciéndose brillar. Hijos de la oculta relación entre Ofeon Stahmer y Shara Evans. La niña, si ese fuese el modo de denominarla, debía nacer dicha noche. Shara estaba en la cama, preparada para el nacimiento, rodeada de sus hijos, junto con un medico capacitado. Nació sin problemas, el parto sucedió con normalidad, s i puede considerarse normal el nacimiento de una pequeña demonia destructora y violenta.
Era una pequeña bebe perfecta, cuando el doctor intento golpearla para que llorase esta se le lanzo al cuello matándolo al instante. Quedando, al terminar dicha faena, sentada sobre el cadáver sonriente, como si acabase de comerse una piruleta muy dulce. Ryan, uno de los hijos mayores, no por esto dejaba de ser aun un niño, la cogió con cuidado, entregándosela a su madre. Cuando la tuvo en sus brazos Shara la miraba con dulzura, asombrada por la maldad que emanaba de ella y al mismo tiempo la frialdad que mostraba su pose, a pesar de ser un bebe. Su hijo Ryan se acerco, para mirar a su pequeña hermana recién nacida.
-Es preciosa.-susurro este a su madre.
-Lo sé, es la viva imagen de sus hermanos.-todos sonrieron, mirándoles, mirando a la niña lo mas cerca que podían.
-¿Cómo la llamaras?-Pregunto Norma con curiosidad.
-No lo se. ¿Qué os parece Wendelyn?
-Me encanta, es perfecto mama.
A la niña pareció gustarle su nombre. Su sonrisa era diabólica, con una curtación de labios exquisita, y cuando abría la boca, casi vacía, ya podían verse sus dos pequeños colmillos sobresalientes en la encia. Y sus ojos, negros, tan negros como el azabache, no aun mas, como las plumas de un cuervo, con un mínimo fulgor blanco en ellos, que apenas se podía percibir, mirarla era como una exhalación, su mirada era a la vez infantil y maligna, repleta de una sed insaciable. Al instante todos se dieron cuenta de que sucedía, incluso después de haberse ventilado al doctor seguía teniendo hambre. Fue entonces cuando su hermana Sasha la cogió en brazos, le beso su pequeña cabeza, apenas con unos pocos mechones negros y le sonrío.
-¿Así que ya tienes hambre pequeña?-le susurro al oído, mientras la sujetaba contra si misma.
Ella asintió, sorprendentemente entendiendo cada palabra de su hermana, con apenas unos minutos de vida. Ambas se dispusieron a salir del cuarto, pero Shara llamo su atención.
-Sasha, ¿Qué pretendes? Aun es muy pequeña para cazar, cazaremos para ella.-la niña escuchaba a su madre y ponía una extraña mueca infantil de protesta.
-Sinceramente creo que no hará falta mama.-La mirada de Sasha fue hasta el cadáver y la de su madre la siguió, ambas soltaron una pequeña risa, al igual que el resto de hermanos que se encontraban en la habitación.
-Esta bien, pero no la dejes sola. Aun temo por ella, tenemos enemigos, recuérdalo.
-Lo sé. Pero incluso siendo un bebe es mejor que ellos, nunca lo dudes.
Con esto ultimo ambas desaparecieron del lugar. Tras estar satisfechas ambas, dieron por finalizada la caza. Caminando tranquilamente de regreso a casa sin ningún suceso relevante de por medio. Instalando a la niña en su dormitorio
-Es preciosa.-susurro este a su madre.
-Lo sé, es la viva imagen de sus hermanos.-todos sonrieron, mirándoles, mirando a la niña lo mas cerca que podían.
-¿Cómo la llamaras?-Pregunto Norma con curiosidad.
-No lo se. ¿Qué os parece Wendelyn?
-Me encanta, es perfecto mama.
A la niña pareció gustarle su nombre. Su sonrisa era diabólica, con una curtación de labios exquisita, y cuando abría la boca, casi vacía, ya podían verse sus dos pequeños colmillos sobresalientes en la encia. Y sus ojos, negros, tan negros como el azabache, no aun mas, como las plumas de un cuervo, con un mínimo fulgor blanco en ellos, que apenas se podía percibir, mirarla era como una exhalación, su mirada era a la vez infantil y maligna, repleta de una sed insaciable. Al instante todos se dieron cuenta de que sucedía, incluso después de haberse ventilado al doctor seguía teniendo hambre. Fue entonces cuando su hermana Sasha la cogió en brazos, le beso su pequeña cabeza, apenas con unos pocos mechones negros y le sonrío.
-¿Así que ya tienes hambre pequeña?-le susurro al oído, mientras la sujetaba contra si misma.
Ella asintió, sorprendentemente entendiendo cada palabra de su hermana, con apenas unos minutos de vida. Ambas se dispusieron a salir del cuarto, pero Shara llamo su atención.
-Sasha, ¿Qué pretendes? Aun es muy pequeña para cazar, cazaremos para ella.-la niña escuchaba a su madre y ponía una extraña mueca infantil de protesta.
-Sinceramente creo que no hará falta mama.-La mirada de Sasha fue hasta el cadáver y la de su madre la siguió, ambas soltaron una pequeña risa, al igual que el resto de hermanos que se encontraban en la habitación.
-Esta bien, pero no la dejes sola. Aun temo por ella, tenemos enemigos, recuérdalo.
-Lo sé. Pero incluso siendo un bebe es mejor que ellos, nunca lo dudes.
Con esto ultimo ambas desaparecieron del lugar. Tras estar satisfechas ambas, dieron por finalizada la caza. Caminando tranquilamente de regreso a casa sin ningún suceso relevante de por medio. Instalando a la niña en su dormitorio
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